Rosa de los vientos del mapa náutico de Panamá impreso por R. Sayer & J. Bennett, 1775.
Rosa de los vientos del mapa náutico de Panamá impreso por R. Sayer & J. Bennett en 1775 (Publico Dominio)

Entre el aire y la mar: historia de la Rosa de los Vientos

Los siglos pasan y la Rosa de los Vientos sigue seduciendo a generaciones de viajeros y amantes del horizonte, convirtiéndose en algo más que una simple herramienta de orientación. En esta entrada recorreremos juntos la historia de la Rosa de los Vientos, desde la antigüedad hasta nuestros días, descubriendo las razones que llevaron a su invención y posterior desarrollo. Para conocer su uso y aplicaciones te invitamos a la lectura de «La Rosa de los Vientos, dibujo, funcionamiento y usos«.

Tabla de Contenido

Introducción

Podríamos afirmar que el comienzo de la historia de la Rosa de los Vientos coincide con el momento en que el ser humano tomó conciencia del viento y de las direcciones del mundo. Del viento dependían y dependen cosechas, pesca, caza, clima, la orientación en la tierra y en el mar: aunque solo de forma abstracta, la mente humana tuvo que ordenar y gestionar esta información de importancia capital para la supervivencia de individuos y sociedades.

La forma más natural de hacerlo fue relacionar el resoplar del viento con el círculo del horizonte y los puntos cardinales, o sea, dividir el mundo circunstante en cuadrantes o áreas y fijar en ellos los vientos dominantes. En este sentido es especialmente esclarecedor un pasaje de «Las Metamorfosis», hermosa obra del poeta latino Ovidio, vivido al tiempo del emperador Augusto (texto completo aquí) :

«… en el aire se situaron nieblas, nubes, rayos y vientos; pero el creador del mundo no consintió que estos últimos tuvieran todo el espacio, sino que dio a cada uno su dominio particular: al Euro el oriente; el poniente al Céfiro; al Bóreas el norte, y el sur al Austro. Sobre los vientos se situó el éter, claro y sin peso…»

Cada viento era propio de un área geográfica, y tenía sus características peculiares. Como dijimos es esta la actitud mental que está a la base de la invención de la Rosa de los vientos, a pesar de que tuvieron que pasar miles de años para que todo esto se plasmara en un dibujo, o sea en una herramienta física que pudiese facilitar la navegación.

En este sentido, el largo proceso que llevó a la invención de la Rosa de los Vientos fue parecido a el de los mapas geográficos: antes de comenzar a dibujar el mundo sobre un lienzo, aprendimos a generar mapas mentales.

Rosa de los vientos de 32 puntas del globo terrestre de María Coronelli
Rosa de los vientos de 32 puntas del globo terrestre de María Coronelli (Autor: Biblioteca nacional de Francia)

Plinio el Viejo y la Rosa de los Vientos

Se le atribuye a Plinio el Viejo, el famoso escritor de la Historia Naturalis, muerto durante la erupción que destruyó Pompeya, la primera descripción de la Rosa de los Vientos. Leemos juntos el texto:

«Los antiguos observaron no haber sino solo cuatro vientos, por corresponder a ellos otras cuatro partes del mundo (por esta causa no nombra más Homero) aunque con razón poco aguda, como se juzgó después. La siguiente edad añadió ocho, con razón muy sutil y delicada. A los cercanos a ellos agradó la media entre las dos opiniones, añadiendo a la breve cuatro de la numerosa; de suerte que son dos vientos en cada una de las cuatro partes del cielo”

En realidad Plinio no describe la Rosa de los Vientos, sino el concepto en que la Rosa se basa, de forma parecida a Ovidio y otros autores, tantos griegos como romanos. La situación no cambiará en los siglos siguientes; escritores de variada proveniencia e idioma, darán descripciones similares a las de sus predecesores, cambiando solo los nombres de los vientos y su número. Tendremos todavía que esperar la Edad Media y el difundirse de la brújula en el Mediterráneo para que estas ideas se concreticen en un dibujo, y que el dibujo se convierta en una herramienta de navegación. Vemos como.

La invención de la Rosa de los Vientos y su primera aparición en un mapa.

La brújula fue el paso previo y necesario para la invención de la Rosa de los Vientos. Es importante recordar que la Rosa de los vientos es un dibujo o esquema, que de por sí no es capaz de indicar un rumbo. Esto quiere decir que, para ser una herramienta efectiva de navegación, la Rosa necesita el apoyo de otro instrumento o técnica para establecer la posición de los puntos cardinales y orientarla. Es lo mismo que pasa con un mapa, necesitamos la observación del entorno o una brújula para poder orientarlo y luego utilizarlo.

El difundirse de la brújula en el Mediterráneo creo las premisas para poder llevar a un plano material el conocimiento de los vientos. Tal como la Rosa de los Vientos, la brújula utiliza un círculo subdividido en cuadrantes como forma de representar el horizonte y organizar al espacio, o sea de visualizar los puntos cardinales y establecer un rumbo exacto. Hasta podríamos decir que la Rosa de los Vientos es una consecuencia natural de la brújula aplicada a las corrientes del aire; de hecho, pronto se aparejaron, apareciendo el dibujo de la Rosa de los Vientos en el círculo graduado del instrumento.

Sea como fuese, la invención de la Rosa de los Vientos como la conocemos, se le atribuye al gran pensador, filósofo, escritor y viajero mallorquín Ramon Llul (1232 – 1316), que en su obra «Arbre de ciencia», el Árbol de la Ciencia, describe una Rosa Náutica de 16 puntas, mientras que en el «Libre de MaraveIles» explicaba la naturaleza de los vientos. La certidumbre es cosa rara en la historia y hay quienes hablan del teólogo Hugo de Saint-Victor como «inventor» de la Rosa de los Vientos, pero, siendo honesto, no tuve todavía la posibilidad de ojear ningún texto de Hugo, así que, de momento, me quedo con Ramón.

Cierto es que, en aquel entonces, el Mediterráneo era una enorme y unitaria masa de agua y cultura; siguiendo las líquidas corrientes del mar, hombres, ideas e inventos de África, Asia y Europa se entremezclaban en un hermoso hervidero de novedades. Común eran las lenguas mestizas que nacían en los grandes puertos, comunes eran las inquietudes, necesidades, sueños, de un espacio geográfico con su propia identidad. Quizás fue la mar de Ulises la que engendró la idea en la mente de uno de sus hijos.

La primera vez que la Rosa de los Vientos apareció en un mapa fue en el «Atles català«, un mapa mundi dibujado entre finales de la década de 1370 o principios de la de 1380 y considerado como la cumbre de la cartografía medieval. Se suele atribuir a Cresques Abraham, un famoso cartógrafo y constructor de brújulas judío activo en Mallorca. Se pude considerar a la Rosa de los Vientos del «Atles Catalá», como la más antigua del mundo. Era una rosa muy sencilla de 8 puntas, 2 azules, 2 rojas y 4 marrones.

Rosa de los vientos del Atlas Catalá, considerada la más antigua del mundo
Rosa de los vientos del Atlas Catalá, la más antigua del mundo (Biblioteca Nacional de Francia)

La función de la Rosa de los vientos en los mapas antiguos era de facilitar su dibujo y su posterior uso. A partir de los rumbos indicado por la Rosa, los cartógrafos creaban una cuadrícula que ayudaba a medir distancias y a trazar puntos de forma más precisa. En definitiva, la Rosa de los Vientos en los mapas y portulanos era el origen de un verdadero sistema de referencia, mientras que su presencia en el círculo graduado de la brújula servía para facilitar la lectura del instrumento y cruzar el resultado obtenido con la dirección del viento, hecho especialmente útil cuando se navega a vela.

Difusión y evolución

Desde la Edad Media la Rosa de los Vientos fue evolucionando en formas mas complejas. Desde la Rosa de 8 puntas, que marcaba la dirección de los vientos principales que se reconocían en el Mediterráneo y que son, Tramontana, Gregal, Levante, Siroco, Mediodía o Austro, Lebeche o Garbino, Poniente y Mistral, se llegó a desarrollar la Rosa de 16 y 32 puntas, que marcan también medios-vientos, los cuales carecen de nombre propio.

Más allá de esta evolución, la Rosa de los Vientos solo experimentó cambios estéticos, o sea, las mil formas con la que se ha embellecido a lo largo del tiempo. Curiosamente, el pasar de los siglos y el desarrollo tecnológico han llevado a una progresiva perdida de importancia de la Rosa, tanto en la cartografía cuanto en la navegación, aumentando pero su importancia cultural y su valor cómo símbolo, como a decir que la historia de la Rosa de los vientos todavía no ha llegado a su fin.

Conclusión

Hace tiempo que la Rosa de los Vientos ha dejado mapas y portulanos para convertirse en monumento, elemento gráfico de páginas web o empresas de turismo, en tatuaje; en elemento poético que representa el viaje, el descubrimiento, la aventura. En definitiva, la Rosa de los vientos representa aquella sed, nunca extinguida, del ser humano por lo desconocido, aquella sed por la que decidimos dar vida a Viaje a Edén: la sed de viaje.

¿Qué mano desencadenan

la rosa de los vientos en la nave que fue

segura del timón, del mástil y la antena

por el mar? ¿qué sirena

fatal cante en mi corazón?

Rafael Lasso de la Vega

Autor del texto: Gabriele Burchielli

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