Faro Mesa Roldán_Cabo de Gata
Faro de Mesa Roldán, Almería (Viaje a Edén)

Mesa Roldán y la belleza del mundo

Fresco ligero sopla Mistral, trémulas ondulan en el viento las olas. Perezoso el cielo parece un adolescente tendido al sol con nada que hacer, nada de qué preocuparse. Las olas llenan de espuma la orilla y agitan los cantos de la playa de los muertos como sonajas. Delimitan la Playa de los Muertos paredes de roca color ceniza, con dentro encajadas grandes piedras rojas, verdes, negras, parecen obras coloreadas nacidas por las manos de un extraño moldeador de arcillas. Un tiempo fueron lava, líquido de fuego saltando desde el vientre de la tierra al mar, como casi todo lo que se ve aquí en Cabo de Gata. El agua enfrío la lava y la transformó en piedra, luego el cielo con manos de lluvia y viento le dio la forma que tienen hoy. Si te animas a trepar las rocas al fondo de la playa (las trepadas son fáciles) llegas a divisar el perfil llano de Mesa Roldán, el Faro y la abrupta y hermosa costa de Cabo de Gata, más mar y más cielo. Desde aquí, arriba de las piedras que acabo de describir se ve una espesa capa blanca, como un gorro bien puesto, que cubre las rocas que fueron lava. Este blanco que cubre las rocas de Mesa Roldán un tiempo fueron corales que colonizaron la costa cuando los volcanes se quedaron quietos, morían y creaban sedimentos que el tiempo ha transformado en esta roca blanca donde ahora habitan alondras y gaviotas y donde crecen plantas. Fueron seres vivos un tiempo, carne transformada en roca, ¿hasta que punto la frontera que marcamos tan rotundamente entre seres vivos y cosas inanimadas tiene sentido? Rocas que fueron seres, tierras que fueron lavas, desiertos que fueron selvas, selvas donde antes desiertos: nos rodea el respiro de la creación, los modos infinitos con que la vida toma formas: nuestro hogar es la belleza del mundo, somos el mundo.

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