Foto a color cala del Pinar, Vinarós. Creative Commons atribución 4.0 internacional
Cala Del Pinar, Vinarós (Viaje a Edén)

Cala del Pinar (Vinarós)

Llegamos a Vinaros una noche de otoño, había Luna Llena. El Mediterráneo nos parecía tan tranquilo, estos grandes revolcones de agua, se dan sobre todo en el océano. El mar aquí es diferente, por la geografía que lo rodea, por su forma y profundidad, que han hecho del Mediterráneo un bello cuerpo de agua, aparentemente apacible tanto para navegantes como para bañistas.

Soplaba Levante, pero tan diferente al Levante del Estrecho, al Levante de Tarifa que tanto habíamos bebido. Este nuevo Levante corría la voz de una tormenta desde el profundo del Mediterráneo. Salimos de la ciudad caminando hacia norte, bordeando unos bajos acantilados de roca friable, una roca porosa, amarillenta, que el Mediterráneo muerde sin cesar, echando atrás a todas aquellas grandes urbanizaciones que se construyeron sin pensar en las consecuencias: la mar busca su sitio… 

No anduvimos mucho hasta encontrar una hermosa cala de cantos rodados: la Cala del Pinar.  Nuestras voces alegres se entremezclaban con el sonido de las olas y nuestros rostros quedaban iluminados por la Luna ya alta. Nos quedamos abrazados y dormidos en la arena bajo una gran roca. 

El rocío nos despertó y las primeras luces destaparon un mar azul brillante, rocas con formas extrañas recubiertas por Hinojo Marino. En la Cala del Pinar empecé a querer al mar. Dejaba que sus olas acariciasen mis pies mientras arrastraban un rugir de piedras. Miraba aquella línea donde el cielo y el mar se unen,  había algo más allá, algo lejano que mis ojos siempre esperaban ver en aquella perfecta raya de luz. Él, siempre tan amante del mar, nadaba largos ratos mientras yo le observaba y sonreía, ahora comprendía aquello. Mirar el horizonte y a él me daba la misma misteriosa sensación, tal combinación me hacía volver todas las tardes y dejarme tocar por el agua y por la luz. Los ojos cerrados, el cuerpo al sol, mis latidos marchaban al compás de sus pasos cada vez más cercanos, como olas, y me besaba con sabor a sal, como la mar.

Foto a color de rocas en la Cala del Pinar, Vinarós. Creative Commons atribución 4.0 internacional
Rocas en la Cala del Pinar, Vinarós (Viaje a Edén)

comenta