Creíamos que el cielo era de todos, que algo se salvaría de esta furiosa y enfermiza hambre de poder y dinero, pero los Satélites Starlink nos han revelado otra realidad: el Cielo tiene dueño.
Starlink es un proyecto de constelación de satélites en órbita terrestre baja (LEO) desarrollado por SpaceX, la empresa de tecnología espacial dirigida por Elon Musk. El objetivo principal de Starlink es proporcionar servicios de Internet de banda ancha de alta velocidad y baja latencia en áreas donde la conectividad tradicional es limitada o inexistente. Estos satélites se mueven en grupo formando una hilera de luces mientras mandan microondas a la tierra. Viajan a una velocidad de 27.000 km/h y tardan 1h y 28 minutos en dar la vuelta al mundo.
Los satélites llegaron a la órbita baja terrestre (altitud de 340km a 1200km) a las 03:30 am, formando una constelación, a partir de ese momento no solo veíamos la osa mayor u Orión sino también la Starlink formada por sus numerosos satélites que reflejan la luz solar y hacen sombra a aquellas constelaciones que miraban los primeros hombres cuando observaban el cielo y que todavía marineros y caminantes utilizamos cuando la tecnología falla y solo la habilidad humana puede salvar vidas. La noche comenzó a modificarse, a perderse, por la voluntad exclusiva de un solo hombre, por aquella sed de poder y ganancia que está destruyendo todo.
Fue el 23 de mayo de 2019, cuando SpaceX lanzó la primera tanda de 60 satélites Starlink a bordo de un cohete Falcon 9 desde la Estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral en Florida, Estados Unidos: comenzaba la guerra al Cielo.
Crónica de una Guerra
Año 2020 la batalla continúa, son 300 satélites en órbita, los astrónomos comienzan a ser los primeros testigos de los cambios producidos por los reflejos de luz de los satélites y comienzan las críticas sobre la magnitud que producen. La magnitud, es una medida utilizada en astronomía, es el brillo aparente de un objeto celeste cuando se observa desde la tierra. Mientras más alta es la magnitud menos brillante es. La escala de magnitud fue desarrollada por los griegos que también llenaron el cielo de mitos y leyendas. La magnitud de los satélites es de entre 4 y 5, se pueden ver en lugares con poca contaminación lumínica, debido a los reflejos del sol han llegado a magnitud 2, valor de la estrella polar, e incluso a magnitud 0 durante algunos instantes siendo visibles desde cualquier lugar. El paso de los satélites interrumpe la captura de los telescopios ópticos y la buena visibilidad de estos. A pesar de las quejas, al final del año el número de satelites starlkins asciende a 538.
Año 2021 sigue la desmedida propulsión de satélites y se comienza a cuestionar la ética de que una empresa esté cambiando la apariencia del cielo, que esté haciendo negocio con el cielo: pero nadie hace nada.
Enero 2022, propulsión número 35, contamos con 2500 satélites Starlink sobre nuestras cabezas. Comienzan los problemas de radiofrecuencia. La constelación de satélites opera en frecuencias de radio en el rango de las microondas. En particular, utiliza bandas de radio Ka y Ku para la comunicación entre ellos y las estaciones terrestres. Estas bandas de frecuencia se encuentran en el espectro de microondas. Estos aparatos están emitiendo ondas de baja frecuencia en bandas reservadas para la radioastronomía. Las frecuencias de radio son de gran utilidad para quienes observan el universo y nos ayudan a entender la realidad, puesto que son frecuencias que atraviesan sin mayor problema obstáculos como el gas y el polvo cósmico. Los satélites artificiales de Starlink interfieren en estas ondas.
En 2023 Elon Musk tiene más de 4000 satélite en el cielo. Plantea tener 12000 aparatos para 2026 y todo ha sido aprobado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones y de la Comisión Federal de Comunicaciones estadounidense que se arroga el derecho de decidir sobre el cielo, tratándolo como una posesión: Europa, China, Rusia, nadie habla, nadie hace nada.
Ya era sonado el tema sobre la declaración del Cielo Estrellado como Patrimonio de la Humanidad. “Cada vez se ven menos estrellas”, “cada vez hay más luces…” Y cada vez es una realidad más cierta, más terrorífica. Dejaremos de ver un cielo lleno de estrellas, serán reemplazados por los satélites brillantes. Cambiarán la noche, se parecerá más al día, al día artificial del cemento y del asfalto. Cambiarán los ritmos, cambiaremos nosotros, continuamente con señales sobre nuestra cabeza, continuas frecuencias que nuestro cuerpo recibe, no me extrañaría que los próximos años fuesen casos de enfermedades provocadas por la radiofrecuencia constante de miles y miles de satélites.
Hace tan solo un mes, Amazon se ha unido a esta batalla, lanzando sus satélites Kuiper, con la intención de superar los 3200 aparatos en órbita. Una guerra de gigantes que harán desaparecer el cielo nocturno, transformando otra vez la belleza del mundo en un recurso económico destinado a una reducida elite de bestias cada vez más hambrientas de poder y dinero, que no se paran en frente de nada, que no ven nada, que están dispuesto a todo, seres sin límite, sin conciencia, sin humanidad. Solo espero que el cielo no tome partido, cualquier día nos tirará la Luna encima.
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