Una ancla sumergida en las aguas de Cabo Cope
Ancla en Cabo Cope (Juan Andrés Fuentes Martínez)

Cabo Cope, como algo que…

Cae la tarde como un golpe de humo, ya se escucha el canto de las olas: es como si el camino fuese una hoja de cristal fino, que se inclina leve para que el alma deslice tranquila hacia el mar. Una tranquilidad absorta nos arropa, lenta y delicada como el respiro de un durmiente que se va tranquilo por las sendas de un ensueño, quizás es Cabo Cope. Desde cerca de la Torre, testigo del viejo drama del esclavo y del pirata (la sangre dio al agua del Mediterráneo tanto brillo) Cabo Cope parece una criatura de otros tiempos que, cansada, se ha detenido en la orilla y retirada sus cuatro patas se ha agazapado con la cabeza apoyada en el agua; alrededor los campos vacíos se abren como un abanico hasta tocar la sierra, ya negra por la hora; el olor del hinojo marino se enreda a la frangrancia de la sal, de las algas, de la espuma.

Vista de Cabo Cope (Murcia) al atardecer
Cabo Cope. Murcia (Autor: Viaje a Edén)

Luego acaece, con una progresión perfecta e inesperada: lenta la noche se acerca como un presagio. Comienza como sentimiento delicado, un algo qué entorpece las palabras, que baja el tono de la voz, que empuja a mirarse alrededor en búsqueda. Luego, poco a poco crece, poco a poco, hora es una nostalgia densa, que empapa el pecho, cierra la boca, hace el pensar pesado. La mar se oscurece y el cielo, entonces la nostalgia se vuelve tristeza cada vez más dura, sin razón, sin respuestas, recubre el alma, tenaz, aprieta y aprieta como manos alrededor del cuello, hasta acercarnos al llanto. Miramos alrededor pero no hay nada más que Cabo Cope: todo esto no tiene un origen exacto: es algo que no nos pertenece, como si estuviésemos viviendo el recuerdo de un abandono que paso a otros, como si el lugar fuese habitado por el fantasma de un hecho que vuelve, a cada tarde, entre la Torre y el Cabo. En esta hora, profundamente desolada el aire, se llena del sonido de las olas: hay que sentarse, callarse, fijar los ojos mar adentro. Luego, lento como ha aparecido, sin razón, sin respuestas, se va como ha venido, ahora, cuando el cielo se ha llenado de estrellas: de golpe la belleza del paisaje choca al alma como un chorro de agua, la boca se abre en un respiro de sorpresa, fresco, libres por fin de lo que nos apretaba al cuello, al alma. Balanceándose en la oscuridad del cielo las estrellas llenan la noche de luz; ya es tarde, sopla el viento y la mar canta al silencio.

16 de mayo 2023, Cabo Cope (Águilas, Murcia)

Torre de Cope vista desde el cabo
Torre de Cope (Viaje a Edén)

comenta