Farola de Málaga reflejada sobre un cristal
Un hermoso juego de reflejos (Autor: alienganímedes© Flickr)

La Farola de Málaga: elegancia de otro siglo a la sombra del turismo

Después de dos siglos iluminando de esperanza las noches del Mediterráneo y uno de los puertos más bellos de occidente, la Farola de Málaga fue reducida a otra atracción turística, en un ciudad donde el turismo lo está acabando con todo. En esta entrada hablaremos de la arquitectura y de la historia de la Farola de Málaga y del puerto, desde su construcción hasta nuestros días, sin olvidar la vida de su creador, José María Percy. Buena lectura.

Tabla de contenido

Un breve introducción: Málaga, el puerto y la farola

Puerto fenicio, romano luego, gran salida al mar del Reino de Granada o muelle del Reino de Castilla, Málaga siempre fue ciudad marinera, mojándose pies y alma en el Mediterráneo. El puerto ha sido el centro de su vida, su razón de ser, a veces llevando gloria, a veces llevando pena.

Y pena era lo que sintieton los Malagueños durante un largo, larguísimo siglo XVIII, que se había cerrado en un constante intento de mejorar las instalaciones portuarias. El problema era fino y dorado: arena. Que fuese por los caprichos del mar o por culpa del Guadalmedina, el fondo del puerto seguía llenándose de arena. La consecuencia era un escaso calado que dificultaba el tráfico marítimo dándoles a los malagueños no pocas preocupaciones.

Para solucionar el problema se pensó en remodelar completamente el muelle de Levante, y de paso construir en su último estribo un Faro, otra gran carencia y dolencia de los marinos que arribaban al Puerto de la bella Málaga. Pero, a pesar de las sumas gastadas y de los ambiciosos y numerosos proyectos, se llegó hasta el siglo XIX sin haber solucionado del todo el problema, así que el Puerto de Málaga seguía sin Farola y con demasiada arena.

Esta breve introducción es importante para enmarcar debidamente y comprender la historia de la Farola de Málaga, por ser parte inseparable de la historia del Puerto.

Foto antigua del puerto de Málaga, barcos en primer plano, la farola al fondo
Puerto con al fondo la Farola (Ayuntamiento de Málaga)

Historia de la Farola de Málaga

Los antecedentes de la Farola de Málaga: las hogueras de Gibralfaro y la Capilla de la Virgen del Carmen.

Sobre la cima del Gibralfaro, siglos antes de la construcción de la Farola de Málaga, se encendían hogueras como señal marítima; era una costumbre difundida en todos los puertos que carecían de verdaderos faros. El mismo nombre de Gibralfaro, curiosa mezcla de árabe y griego, conserva memoria de aquellas primeras señales marítimas. «Djebel» en árabe significa monte, «Pharos» en griego quiere decir Faro, siendo el sentido de Gibralfaro “Monte del Faro”. No podemos no recordar que antiguamente la palabra “Pharos” se refería exclusivamente al Faro de Alejandría, luz del Mediterráneo, fue el paso del tiempo que la convirtió en un nombre común.

A pesar de la gran importancia militar y comercial del Puerto de Málaga, los siglos pasaron y nunca se llegó a dotar la ciudad de una Farola o Faro propiamente dicho. Todavía en el siglo XVI Málaga seguía sin Farola, solo una débil llama alimentaba la esperanza de los marinos y de sus queridos que en tierra los esperaban. Esta débil llama era la luz que iluminaba la capilla de la Virgen del Carmen, justo en frente de la desaparecida Puerta del Mar, que actuaba de farola avisando de la cercanía del puerto. La luz era escasa, de poco alcance y poca utilidad en caso de mal tiempo, pero era la única señal luminosa de la que disponían los navegantes. Remarcamos como en aquellos tiempos la iluminación pública era inexistente; al caer de la noche un velo de oscuridad cubría la ciudad y el puerto.

Los grandes proyectos incumplidos del siglo XVIII

Se llegó al siglo XVIII con un mar de grandes proyectos para el puerto de Málaga, que como sabemos sufría de problemas de calado, todos incluían la construcción de la Farola, ninguno de aquellos se llevó a cabo.

El primero de estos sueños incumplidos se le debe al ingeniero belga Bartolomé Thurús con fecha 1717. El proyecto de la Farola era parte de una general renovación del puerto de Málaga que afectaría sobre todo el muelle de Levante. La obra del puerto empezó, pero sin que se pusiese mano al Faro.

A la muerte de Thurús, Felipe V pone al frente de las obras del puerto otro flamenco, nacido en la bella Amberes: Jorge Próspero de Verboom. Verboom había dirigido las obras de la ciudadela de Barcelona y había sido protagonista de una larga serie de trabajos de gran calidad; fue también el fundador del Cuerpo de Ingenieros Militares de España. La Farola proyectada por Verboom consistía en una especie de zigurat de cantería, o sea, cinco cuerpos de planta cuadrada progresivamente más estrechos que sostendrían el último esbelto cuerpo que alojaría el fanal.

Tampoco este proyecto se llevó a cabo. Mientras tanto, para paliar la falta de la Farola, se había instalado provisionalmente una grúa que sostenía una lámpara de aceite, lámpara que, visto los testimonios de la época, tampoco se encendía todas las noches y que de provisorio tenía poco, ya que iluminó las largas noches mediterráneas de Málaga durante casi un siglo.

A pesar de la falta de dinero y de los muchos parones, cambios de planes, y problemas varios, se seguía sacando por delante los trabajos del puerto, especialmente bajo el reinado de Carlos III. Pero el siglo XVIII se acaba y de la Farola ni un destello.

La llegada del siglo XIX y la construcción de la Farola de Málaga

Después tantos intentos fallidos, la llegada del siglo XIX pon un fin a esta larga espera. El nuevo ingeniero puesto al frente de las obras del puerto, el gallego Joaquín María Percy, redacta un nuevo proyecto y en diciembre de 1813 comienza la construcción de la Farola de Málaga.

El dinero para la construcción de la Farola de Málaga lo pusieron el Consulado de Málaga y el Cabildo catedralicio, por un total de 387.301 reales de vellón, moneda introducida en el sistema español por Pepe Botella, cuya proporción respecto al real tradicional era de 1 real = 2,5 reales de vellón. La construcción de la Farola de Málaga terminó el 30 mayo de 1817, iluminando por primera vez el camino de los marinos en una hermosa noche de primavera; no había destellos, la luz era blanca como la Luna, pero, al revés que la Luna, era fija. Muy pronto la Farola de Málaga se convertiría en uno de los símbolos de la ciudad e hito geográfico favorido, objeto de constante cariño por parte de los Malagueños.

Curiosidades de la historia, la luz que iluminaría el camino a los hombres más libres del mundo, los marinos, fue levantada por hombres de piernas atadas y destino incierto: presos. La cúpula de la Farola de Málaga se realizó en noble bronce, los cristales vinieron de la Real Fábrica de Cristales de la Granja, los 21 reverberos fueron obras de los plateros Manuel Marín y Joaquín Santillana, la maquinaría encontró una nueva, pacífica vida para un par de cañones ya inservibles donados por el ejército. Pascual Madoz, más famoso por la desamortización y su carrera política que como escritor, nos deja un hermoso retrato de la Farola de Málaga durante aquellos primeros años:

“Al extremo Sur de este muelle y al lado del castillo de San Nicolás se levanta una torre, edificada a principios de este siglo, con una fanal giratorio, cuya luz se eleva 136 pies sobre la superficie del agua, y se ve por la tangente al mar a 13 millas, y aún más a proporción según se coloque el observador; de modo que sobre el tope del juanete mayor de un navío de 100 cañones se descubre a 21 millas. Consta el alumbrado de este fanal de 21 velones con sus correspondientes reverberos de plata, y emplea en su rotación total tres minutos, cuyo tiempo, un tercio presenta luz fuerte, y los dos restantes opaca y obscura incompleta(Pascual Madoz, Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, 1840)

Postal antigua de Puerto y de la Farola de Málaga, ediciones mauser y menet siglo XX
Postal del puerto y de la Farola de Málaga siglo XX (Público Dominio)

Joaquín María Percy, el arquitecto de la Farola de Málaga

El arquitecto de la Farola de Málaga fue el brigadier de la Real Armada Joaquín María Percy Guzmán, hombre que nació a orillas del mar (A Coruña, 1766) y a orillas del mar descansó para siempre (Málaga, 1835). Joaquín tenía la sangre de gente marina y militar, era hijo de un coronel barcelonés y de una mujer gaditana, sus ancestros eran genoveses, quienes entregados al ejército, quienes a la iglesia y quienes a la triste política. En 1801 Joaquín tomó el cargo de director de las obras del puerto de Málaga, pasará luego por Cartagena y Cádiz, donde se ocupará del Arsenal de la Carraca, en aquel tiempo el astillero más importante de la marina española. Una vez retirado del servicio volvió a su querida Málaga. Su vida fue el mar, y al mar le dio luz, una luz bonita, una luz que entró en el corazón y el recuerdo de muchos: la Farola de Málaga.

El primer añadido, la Casa del Farero

La Casa del Farero de la Farola de Málaga fue obra de Ángel Mayo de la Fuente, ingeniero de caminos madrileño, conocido por los amantes de los Faros Españoles y sus historias, ya que, a  principios de 1858 fue nombrado secretario de la Comisión de Faros y de la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos; especialmente los amantes de los Faros andaluces lo recuerdan por ser el autor del hermoso Faro del Rompido. La Casa del Farero costó 78 092 reales y se terminó en 1853. En 1909 comenzaron seis lentos años de obras que añadirían a la Casa una segunda planta.

Foto en blanco y negro de la Farola de Málaga vista desde el muelle 1
Vista de la Farola y de la casa del Farero desde el muelle 1 (Autor: Ayuntamiento de Málaga)

De cómo se perdió una luz blanca como la luna

Un cambio importante en la Farola de Málaga llegó pocas décadas después de su construcción, como consecuencia de la aprobación en 1847 del “Plan general para el alumbrado marítimo de las costas y puertos de España e islas adyacentes. Para adaptar el Faro a la nueva exigencia se aprobó en 1856, un proyecto de modificación, que afectaría el alma misma de la Farola: el color de su luz, que era blanca como la Luna, pero, al revés que la Luna, fija. Los trabajos fueron rápidos, el 1 de Marzo de 1858 se inauguró la nueva luz de Málaga. El primigenio sistema de reflectores fue sustituido por una lente catadióptrica de tercer orden compuesta de cuatro lentes rojas, con destellos rojos de 3’ en 3’. La lámpara era de nivel constante para aceite de oliva, el alcance era de unas 15 millas.

Detalle de la linterna de la Farola de Málaga
Detalle de la linterna de la Farola de Málaga (Autor: Plothar© Flickr)

La Farola desde el final del XIX hasta nuestros días

El tiempo no perdona a nadie, nadie es igual a sí mismo, inmutable. También el Faro vivió, año tras año, cambios más o menos profundos. Nos cuenta la historia más reciente de nuestra bella y femenina luz, Faros del Estado:

Con el terremoto de 1898 vuelve a emitir luz fija blanca. En 1913 se cambió la apariencia, se fijó la característica de grupos de 3+1 destellos de luz blanca, aprovechándose el viejo aparato. Una avería y la I Guerra Mundial provocaron que la luz fija volviera a ser la característica. En 1916 entra en funcionamiento un nuevo mecanismo de giro y en 1917 se electrifica el faro. Ese mismo año, sobretensiones creadas en la línea eléctrica, provocan averías en el faro, finalmente apagado en 1919. En 1922 entró en servicio una nueva óptica, mecanismo de giro y linterna. En 1932 se tapa el sector tierra del faro ya que, durante las huelgas, se tomó como señal el apagado del faro para movimientos revolucionarios. Finalizada la Guerra Civil, se rehabilita, pues su silueta lo hizo un blanco fácil para la artillería. En 1954 se instaló la actual linterna aeromarítima y en 1957 un radiofaro, sustituido en 1975.

En 2024 la Farola de Málaga se levanta al lado de un puerto deportivo, símbolo de esta Málaga maltratada por el turismo.

Arquitectura de la Farola de Málaga

Como ya hizo notar la Real Academia de San Fernando, en cuanto a su estructura, o íntima naturaleza, la Farola de Málaga recuerda a las torres almenaras que salpicaban la costa Andaluza. En especial, cuando el ojo se detiene sobre el cuerpo robusto de la Farola de Málaga, el pensamiento vuela a la costa Gaditana y al Faro de Tarifa, que fue, en su origen, una torre almenara levantada en tiempos de Felipe II para defender la costa andaluza asolada por los piratas. Esta similitud no tiene que extrañarnos. Más allá de tener una madre gaditana, Percy trabajó en Cádiz; uno de los ingenieros que trabajó en el Faro de Tarifa, Carlos Lemaur, era militar hijo de militares y coetáneo de Percy; no nos extraña que hayan tomado juntos una copa de Jerez en alguna taberna de Cádiz o de San Fernando… Si pudiésemos desnudar la Farola de Málaga y el Faro de Tarifa, y ponerlos uno al lado del otro, nos daríamos en seguida cuenta de las similitudes entre estas dos nobles fábricas. Ambos faros presentan tres cámaras abovedadas superpuestas y una general robustez de la fábrica.

La altura focal de la Farola de Málaga es de 38 metros, la estructura en sí mide 37 metros. Emite 3 destellos más 1 cada 20 segundos. Todavía se puede leer una placa que recita:

“REINANDO FERNANDO / VII EL AMADO /
Se hizo esta obra, y quanto hay en ella esta excutado con materias y por artífices Españoles. Año de 1816” [se superpone el número 7 sobre el 6]; mientras que en el friso y dentro de la molduración se dice: “Esta obra fue proyectada y dirigida por el / Brigadier de la Armada Director del Puerto/ de Málaga D. Joaquín M. Pery y de Guzman”.

Carrousel en frente de la Farola de Málaga
Un carrousel le hace compañia a nuestra farola (Autor: Jawajames© Flickr)

Conclusión

La Farola de Málaga es uno de los símbolos de la ciudad: es bastante darse un paseo por lo que fue un muelle mercantil para darse cuenta de como este símbolo tan verdaderamente refleja la ciudad. Málaga fue un gran puerto de occidente, un puerto mercantil, un puerto militar, parte integrante de la historia de este Mediterráneo, convertido hace décadas en el gran balneario de Europa (Fernand Braudel). Un tiempo la Farola de Málaga protegía la arribada de los mercantiles, hoy día vela sobre la indiferencia de los cruceros y de los “ferries”. Un tiempo el muelle acogía una coloreada multitud de gente que vivía, trabajaba y sentía la ciudad; hoy el mismo muelle es un paseo de estilo para masas de turistas que buscan sol, playa y un cocktail frente al mar. Decaída en su verdadera función, sin que se divise un futuro que merezca la pena construir, Málaga se ha convertido en un parque de atracciones, y la Farola de Málaga, decaída en su verdadera función, ha pasado a a ser una atracción turística más: pocas veces un símbolo consiguió cambiar a través del tiempo para seguir reflejando la verdadera naturaleza de un lugar.

Farola de Málaga con barco al fondo cruzando el mar
La Farola y un barco (Autor: Montannito Flickr)

Escrito por Gabriele Burchielli

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