El planisferio celeste es una sencilla y barata herramienta cartográfica que representa, en un plano bidimensional, la esfera celeste en la ubicación del observador en un momento específico. Es de gran utilidad para tomar confianza con la esfera celeste y ayudarnos a la hora de orientarse en el cielo nocturno.
- El planisferio celeste, qué es
- Cómo utilizar un planisferio celeste
- Breve historia del planisferio celeste
- Conclusión
El planisferio celeste, que es
Como hemos visto, el Planisferio Celeste es una herramienta que representa, sobre una superficie plana, la posición de las estrellas para una ubicación y momentos específicos. Está formado por dos discos de igual medida superpuestos.
El primero, o sea, la parte inferior o base del planisferio, es un disco fijo sobre el que está impresa una carta estelar, o sea un “mapa” del cielo con las constelaciones y las estrellas principales. En el borde tiene pequeñas rayas que representan los días y meses del año.
El segundo es un disco opaco, sin dibujos, en el que se abre una ventana transparente de forma elíptica; a lo largo del borde, tiene unas rayas que representan las 24 horas e intervalos de minutos. El segundo disco está superpuesto y fijado al primero por medio de un pequeño perno en el centro que le permite rodar. En pocas palabras este segundo disco es una plantilla móvil que puede rodar sobre la base del planisferio.
Normalmente los planisferios celestes están hechos de papel o cartón, a pesar de que se pueden encontrar de madera o metal. Los planisferios de papel suelen costar entre 9 y 18,00 euros; hace unos años que en internet se encuentran planisferios gratuitos en PDF, solo tenemos que descargar el file, imprimirlo en papel, recortarlo y montarlo; el procedimiento es muy sencillo.
Cómo funciona el planisferio celeste
El funcionamiento del planisferio celeste es sencillo. Se rueda la plantilla móvil, o sea la parte superior del planisferio, hasta que la hora en que lo utilizamos coincide con el día en que estamos, impreso en la base o parte inferior del planisferio. Nada más. Ahora, mirando en la ventana elíptica, veremos un mapa del cielo como se ve en aquel momento exacto, con, por supuesto, ligeras distorsiones derivadas del proyectar una superficie tridimensional sobre un plano. En la ventanilla elíptica están marcados también los puntos cardinales. Una vez ajustado el planisferio, tendremos que tenerlo alto sobre la cabeza y bien alineado respecto a los puntos cardinales.
Debido a su propia naturaleza, no existe un planisferio universal, cada uno estará hecho para ser utilizados en longitudes concretas; en el caso de España sería 40° longitud norte. La longitud está reportada en el mismo planisferio, a menudo acompañada por las instrucciones. Existen algunos modelos de planisferio hechos para un intervalo de longitudes más amplio, pero no es fácil encontrarlos y salen más caros.
Es importante también tener en cuenta que la hora del planisferio celeste es la UTC, o sea el horario en Tiempo Universal Coordenado. Esto quiere decir que tendremos que convertir la hora local a hora UTC. El proceso es fácil. Se averigua el huso horario de donde estamos, para la España peninsular es UTC +1. Si el huso es positivo, como en caso de España, se resta la hora del huso a la hora local, si en negativo se le suma. En el caso de que estemos con el horario de verano, tendremos que contar una hora más. Por ejemplo, si en la España peninsular la hora local son las 17:45 la UTC sería 16:45, en verano 15:45.
Pues, esto es todo. De veras, el funcionamiento del planisferio celeste es muy sencillo. Lo único que te falta ahora es plantar los pies en tierra y levantar la cara al cielo, en esas hermosas noches sin Luna, cuando una marea de estrellas ilumina al mundo.
Breve historia del Planisferio Celeste
La historia del planisferio celeste es muy antigua y no tiene fechas ciertas. Representaciones esquemáticas de la bóveda celeste, anteriores al planisferio celeste, nos acompañan desde épocas remotas. Es bastante conocido un abrigo de la edad del bronce de la provincia de Cádiz, donde un anónimo “pintor” representó, por medio de unos puntos, el cielo como se veía en los dos equinoccios. Los sumerios tenían cilindros-sellos y tablillas cerámicas con representaciones del cielo nocturno.
La necesidad de representar el cielo nocturno, debida a exigencia de memoria, estudio, transmisión de conocimientos y amor, llegó ya en el II a.e.c. a la creación de los Globos Celestes, o sea, esferas parecidas a los globos terráqueos, donde se representaban las constelaciones. El gran inventor de los Globos celestes parece haber sido Hiparco de Nicea, gran astrónomo y matemático griego que también fue el primero en dividir el día en 24 horas de igual duración, a estudiar la procesión de los equinoccios y a trabajar en un sistema de proyección de un cuerpo esférico sobre una superficie plana, cosa que será de gran utilidad para la creación de los planisferios celestes. Las esferas armillares se movían en una dirección parecida a los globos. Eran aros de metal, a menudo noble, que representaban los planos de movimientos de estrellas y planetas. Estamos siempre en el mundo de las representaciones tridimensionales.
El primer rústico intento documentado, de llevar a un plano la superficie tridimensional de, la bóveda celeste, se da en el siglo IX, y se puede considerar el ancestro histórico del planisferio celeste. Este intento consistió en una reproducción, repletas de errores, de un globo celeste, que se encontró en la página 96 del Códex msg. 902 de la Abadía de Gall, en Suissa. Este dibujo puede considerarse el comienzo del desarrollo del planisferio celeste verdadero, a pesar de que el cielo se dividía en dos hojas.
El manuscrito 735C f. 05r es del mismo tipo del Códex, pero aquí el dibujante redondea un poco las figuras en un intento de reproducir el espacio curvo y colocar las constelaciones con mayor cuidado y verosimilitud. Son los primeros ensayos para llegar a una representación satisfactoria de la bóveda celeste sobre un plano capaz de guardar las distancias y relaciones entre los cuerpos celestes.
Ensayo tras ensayo se llegó a lo que podríamos considerar el primer planisferio celeste propiamente dicho: un dibujo del Códice Ms. 735C, f. 10v de la Biblioteca Nacional de Gales, fechado alrededor del año mil: un dibujo circular, sobre una sola hoja, que representaba las principales constelaciones guardando las relaciones entre ellas. El planisferio celeste estaba creado, faltaba solo añadir un sistema pare que la representación pudiese adaptarse a la hora y al día del año, o sea, que pudiese reflejar los movimientos de los cuerpos celestes, o sea, las diferentes posiciones que ocupan las estrellas a lo largo de la noche y de los días.
Conclusión
El planisferio celeste es una herramienta barata, ligera, fácil de utilizar y extremadamente efectiva. Es una herramienta indispensable para quienes quieren aprender o practican la observación del cielo nocturno, y su fácil portabilidad la hace perfecta para caber en la mochila de un viajero. Pues solo nos queda desearte buen viaje, recorriendo con las piernas las sendas del mundo y con el espíritu las vastas sendas del cielo.
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