Escribir sobre la explotación industrial de la vaca lechera y la leche contaminada por antibióticos nació de la necesidad. Amamos y vivimos el campo, salimos de pastoreo y tomamos la vereda, también amamos a nosotros y a nuestro mundo: hay que defender lo que uno ama, es un derecho, una obligación ética, es una necesidad. En este caso la lucha es para que más y más personas tomemos conciencia de lo que la economía está haciendo a nuestros cuerpos y a nuestro entorno. Dedicamos este breve escrito a todos los que trabajan la tierra con amor y respeto, y que a través de su trabajo dan de comer al mundo.
- Estructura del sector vacuno lechero en España
- La producción industrial de leche
- Las consecuencias de este proceso productivo: mastitis y leche contaminada por antibióticos
- Breve nota sobre el impacto ambiental de la producción industrial de leche
- Consideraciones sobre el consumo de leche industrial
Estructura del sector vacuno lechero en España
Vertebran el sector vacuno lechero Español 13.229 ganaderos, siendo las regiones de la cornisa cantábrica, Galicia y Castilla León las comunidades que tienen el mayor número de explotaciones, 88,3 % del total. Existen dos tipos de ganaderos:
- Ganaderos con entregas, son aquellos que venden la leche cruda, o sea, leche sin transformar. Constituyen el mayor número de ganaderos con 13.086 unidades productivas. Por cuestiones administrativas y de licencias, se clasifican en 7 estratos productivos. Pertenecen al estrato 1 los ganaderos que producen entre 1-50.000 kg de leche cruda por año, mientras que el estrato 7 está formado por aquellos ganaderos que producen más de 8 millones de kg por año. Desde el 2020 se ha apreciado una disminución de los estratos 1, 2, 3 y 4, frente a un aumento del número de explotaciones de los estratos 5,6, y 7: están disminuyendo las pequeñas y mediana empresas ganaderas frente a un crecimiento de las grandes explotaciones.
- Ganaderos con venta directa, son aquellos que destinan toda o parte de su producción directamente al consumidor final, o los que elaboran y venden productos lácteos en la propia explotación. En 2020 existían en España 272 ganaderos de venta directa, desde entonces se encuentran en contino descenso. Galicia es la comunidad con mayor número de ganaderos de venta directa, acaparrando un 33% de las explotaciones totales existentes en España.
Los datos confirman que desde hace unos años la tendencia del sector lácteo es la reducción del número de las explotaciones frente al aumento de la producción: esto significa menos pequeños ganaderos de venta directa y aumento de macrogranjas de producciones masivas. Una nueva ley de 2023 establece en 750 el máximo de vacas consentidas en una explotación, a pesar de esto en España existen granjas con 4500 vacas de ordeño.
En el 2015 el gobierno de la UE elimina las cuotas lácteas vigentes desde 1984 y que establecían límites a la producción y un control estricto de la oferta con el objetivo de estabilizar el mercado y controlar precios y excedentes. Desde 2015 cada país de la UE puede producir sin más limitaciones que las del propio mercado. Esto provocó un aumento de las grandes explotaciones y la disminución de las pequeñas empresas, actualmente en España hay unas 115 macrogranjas destinadas a la producción de leche. (Estructura del sector vacuno lechero en España y en la Unión Europea)
La producción industrial de leche
La leche contaminada por la presencia de antibióticos y otros medicinales es una consecuencia directa del proceso productivo llevado a cabo en las macro granjas. Los animales destinados a la producción industrial de leche están sujetos a un proceso en ciclo continuo, que se repite idénticamente a lo largo de su vida, desde la entrada en la etapa fértil hasta el sacrificio del animal al bajar su productividad.
El proceso de producción industrial de la leche comienza con la inseminación artificial de la vaca cuando entra en el primer celo. Tras el parto se deja que el ternero estimule las ubres y tome el calostro durante unas horas y hasta un máximo de dos días. Después de la toma del calostro el ternero es separado de la madre y alimentado artificialmente; si es macho se vende para carne, si es hembra se cría para la producción de leche, o sea, después de su primer celo entrará en la cadena de producción de la leche industrial.
La vaca vuelve a ser inseminada a las 8 semanas después del parto, para que quede embarazada de nuevo cuando aún produce leche, o sea mientras está siendo ordeñada. Durante los últimos 60 días de gestación, la gestación dura 9 meses, se da el llamado periodo de secado, que es el único momento del año en que la vaca no es ordeñada. Tras el parto el proceso de producción de la leche sigue como el descrito: la ternera toma el calostro y es alejada de la madre. Esta técnica permite ordeñar a la vaca 300 días al año. El entero proceso se repite durante toda la vida útil de la vaca (una media de 8 partos), sin interrupción alguna, hasta que el animal, normalmente con 6 años de vida, pierde productividad/rentabilidad y es sacrificado, su carne se aprovecha para la industria cárnica.
Resumimos el proceso de producción industrial de la leche de forma esquemática:
- Inseminación artificial de la vaca
- Nacimiento del ternero
- El ternero toma el calostro
- El ternero es separado de la madre
- Comienzo del ordeño
- Después de 8 semanas la vaca es nuevamente inseminada.
- Al séptimo mes de embarazo se para el ordeño, comienza el periodo de secado (60 días)
- El periodo de secado acaba con el parto del nuevo ternero, el proceso sigue como antes descrito.
Las consecuencias de este proceso productivo: mastitis y leche contaminada por antibióticos
Las vacas lecheras son susceptibles a una enfermedad llamada mastitis; mientras más producen leche más sensibles son a padecer la mastitis. Las mastitis obligan al uso de antibióticos, con consecuencias serias sobre la calidad de la leche y la salud del consumidor final de esta: el ser humano.
La definición científica de mastitis es: enfermedad infecto contagiosa de la glándula mamaria, en la cual la inflamación se produce como respuesta a la invasión, a través del canal del pezón de diferentes tipos de bacterias, micoplasmas, hongos, levaduras y hasta algunos virus ( INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGÍA AGROPECUARIA, Proyecto Lechero, E.E.A. INTA Pergamino. Carlos N. Cobellini). La mastitis es una enfermedad infecciosa que se transmite fácilmente de animal a animal, aumentando drásticamente su propagación en ganado apretado en una superficie reducida, como es el caso de la macro-granjas.
La mastitis puede ser de dos tipos, clínica y subclínica. En la mastitis clínica los síntomas son evidentes y visibles, el diagnóstico no requiere pruebas específicas. La glándula mamaria afectada muestra signos de inflamación (enrojecimiento, hinchazón, calor al tacto y dolor). El aspecto de la leche cambia visiblemente, es más espesa, puede contener coágulos o pus, el sabor es anormal. Se verifica una disminución significativa en la producción de leche. El animal presenta síntomas de malestar general debido a la infección.
En la Mastitis Subclínica los Síntomas son mínimos o ausentes y los cambios en la leche no son visibles a simple vista. No hay inflamación evidente, enrojecimiento ni hinchazón en la ubre. La producción de leche es afectada de manera leve o moderada. El diagnóstico de la Mastitis subclínica se basa en pruebas específicas como el Recuento de Células Somáticas (SCC). Mastitis Subclínica es la más común.
La mastitis supone para el ganadero una perdida económica elevada: gasto de veterinario, gasto por el manejo de la vaca enferma, análisis y medicamentos; imposibilidad de vender la leche ordeñada durante el periodo de tratamiento y el siguiente periodo obligatorio de espera que le sigue; en el caso de mastitis subclínica la leche que ha sido enviada a la central de pasteurización antes de detectar la infección tiene que ser retirada. Según un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid: “se concluye que el coste medio por lactación (periodo en el que la vaca da leche) cuando el animal sufre mastitis clínica supone 229€. Si tenemos en cuenta que el 28% de las vacas de una explotación padecen en algún momento mastitis, las pérdidas económicas anuales en una explotación media de 100 vacas ascenderían a 7.050€.”
Otra enfermedad muy común que afecta a un 20% del ganado vacuno en una explotación y provoca grandes perdidas económicas a los ganaderos son las patologías podales, derivando en cojeras e infecciones: «Las patologías podales constituyen, junto con la mastitis y los problemas reproductivos, las tres principales causas de eliminación no voluntaria en las explotaciones de vacuno lechero» (Revista Ganadera: Patologías Podales en el ganado vacuno de leche).
Para remediar las graves perdidas causadas por la mastitis, desde los años 40 se comienza a utilizar penicilina para suministrar vía intramamaria. Desde entonces la industria farmacéutica (Pfizer, Merck Animal Health, Boehringer Ingelheim) ha desarrollado antibióticos más específicos para el tratamiento de la mastitis en la vaca lechera como el Ceftiofur, un antibiótico del tipo cefalosporina (tercera generación), comercializado por la empresa farmacéutica Zoetis. Antibióticos como el Ceftiofur están a la base de la llamada Terapia de la Vaca Seca, que es aplicada, sin excepciones, a todas las vacas lecheras. Esta Terapia consiste en intentar prevenir las infecciones suministrando el antibiótico durante los 60 días de secado, a través del pezón en la glándula mamaria, esto quiere decir cada 10 meses. Los antibióticos suministrados a la vaca permanecen en la ubre de 3 a 7 semanas, las consecuencias sobre la leche son varias.
En muchos casos la leche resulta contaminada por los residuos de los antibióticos y otros medicamentos suministrados. Las buenas practicas ganaderas deberían garantizar mediante pruebas que la leche no contiene restos de antibióticos u otros medicamentos, pero la producción masiva, el interés económico y las pruebas aleatorias no garantizan el producto al 100%. Un estudio de la Universidad de Córdoba sobre la presencia de antibióticos en la leche industrial producido en Andalucía afirma que: «El nivel de contaminación por sustancias inhibidoras inespecíficas es alarmantemente alto ya que el 32″62% de las muestras de leche analizadas lo contenían. La penicilina se ha detectado en el 1″19% de las muestras, la estreptomicina en el 1″11%, las tetraciclinas en el 1″04%, la bacitracina en el 9″8%, la kanamicina en el 0″30% y la neomicina en el 1″04%. De las 1346 muestras de leche analizadas, el 11″66% contenían uno o más antibióticos…» Más, el ternero en gestación absorbe los antibióticos. Cómo sabemos al nacer es separado de la madre, si es destinado para carne los antibióticos serán ingeridos por el consumidor final.
El sistema de producción aplicado en las macro granjas, no solo produce leche contaminada por antibióticos, sino que altera profundamente las características del producto. La mastitis subclínica, como hemos dicho anteriormente es la más común y contagiosa, no presenta síntomas evidentes y su diagnóstico necesita pruebas específicas que no son protocolarias. Esto da lugar a que en varios casos la mastitis subclínica pase desapercibida y la leche se mande al centro lácteo. Allí la leche es pasteurizada. La pasteurización elimina las bacterias pero no las enzimas de la vaca que luchan contra las bacterias y pasan a la leche. La presencia de estas enzimas baja la calidad y provoca una alteración mineral, menos calcio y magnesio, disminuye la lactosa y las grasas, altera las vitaminas y proteínas:
“Para combatir la infección son principalmente enzimas e inhibidores bacterianos (proteasas, lipasas y fosfolipasas), que también se incorporan a la leche. Además, y debido a la disrupción de la barrera endotelio capilar-epitelio mamario hay una penetración anormal de componentes del plasma sanguíneo a la leche…contiene proteasas y lipasas, las cuales aceleran la descomposición de la grasa y de la proteína de la leche. En especial la plasmina…esta enzima es muy perjudicial en el procesado de los productos lácteos porque, al ser termo-resistente, no es inactivada en el proceso de pasteurización y resiste también a algunos de los procedimientos de UHT. Por lo tanto, la plasmina continuará dañando a la proteína láctea durante la elaboración de los productos y aún durante su almacenamiento hasta su consumo.” (LA MASTITIS BOVINA Y SU IMPACTO SOBRE LA CALIDAD DE LA LECHE, Carlos N. Corbellini)
Al día de hoy, objetivamente, la posibilidad de que el consumidor ingiera leche contaminada por antibióticos es alta.
Breve nota sobre el impacto ambiental de la producción industrial de leche
Más allá de los problemas de salud que conlleva el consumo de leche contaminada por antibióticos, los procesos llevado a cabo e las macro granjas tienen un alto impacto ambiental. Una vaca produce una media de 30L de leche al día. Una vaca lechera en periodo de producción consume alrededor de 100 litros de agua al día: el consumo total de agua por año es de 30.050 litros por vaca contando solo los 305 días de ordeño. La alta concentración de animales genera purines que el medioambiente no es capaz de absorber. Una pequeña parte de los purines de vaca se utilizan como fertilizantes, pero la mayoría se vierten sin control y se han convertido en una de la mayores fuente de contaminación de agua superficiales y subterráneas; también modifican las características de los suelos receptores.
“EI aumento del volumen de los residuos ganaderos, la sustitución de estiércol del ganado por los fertilizantes químicos en el sector agrícola, han convertido a estos residuos orgánicos en una de las mayores fuentes de contaminación de muchas de nuestras corrientes acuíferas secundarias y han dejado de ser una fuente de nutrientes como fertilizantes, convirtiéndose en un agente de contaminación para los suelos acuíferos, y el medio en general.” (MANUEL FERNÁNDEZ VÁZQUEZ )
Consideraciones sobre el consumo de leche industrial
Creemos profundamente que todas consideraciones o discursos sobre el ser humano no pueden prescindir de la ética. Quizás la falta de ética en la economía, en la ciencia, en la mentalidad común y en nuestro quehacer cotidiano son uno de los grandes problemas de nuestra era, y una de las razones que nos llevó a Viaje a Edén. Siempre tendremos que oponernos al sufrimiento injustificado, a la destrucción del entorno y al consumo descontrolado de los recursos. Necesitamos dar un paso atrás a la producción masiva y redimensionar el consumo de productos como la leche industrial.
Pero, más allá de consideraciones personales y subjetivas como esta, deberíamos parar la producción y el consumo de leche industrial por una razón básica, objetiva y sencilla: la salud. Consumir leche industrial equivale a ingerir un producto alterado o contaminado por antibióticos y medicinas. No es exagerado decir que ingerir esta leche o sus derivados equivale a un lento envenenamiento de la sangre. Cada vez que bebes esta leche estás debilitando tu organismo, estás violando tu cuerpo de una forma lenta, silenciosa, repetida. Escondidos en la pureza del blanco, sin que podamos percibirlos con los sentidos, medicinales y sustancias nocivas penetran a través de la boca a tus órganos. Acaece por medio de un ademán voluntario, elegido, que puedes evitar: poco de nosotros herirían su propio cuerpo con un cuchillo, es demasiado evidente, pero muchos nos herimos poco a poco, de forma consciente, comiendo y bebiendo.
El consumo de esta leche y sus derivados no solo te envenena a ti, sino a tu entorno, al agua que bebes, a la tierra de donde se sacan los alimentos que te dan vida. Parar su consumo y su forma de producción es un acto de amor y cuidado a ti mismo, a tus queridos, a tu entorno, a tu tierra: a tu hogar.
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