A través de los montes, por una ruta solitaria, dejamos Guadalajara. Encontramos un estrecho carril que atraviesa la Sierra de Guadalajara, alcanza el Puerto de la Quesera (1712m.) y comienza una breve caída hacia...
Diario del viaje
A pesar de ser el diario del viaje no hay aquí grandes aventuras, si por aventuras entiendes algo diferente que irte corriendo hacia tus miedos a pesar del resultado final de la lucha; ni nada exótico, si por exótico entiendes lo lejano o lo desconocido. En este sentido me temo que somos tan normales como cualquier otro ser, humano o menos: siguiendo nuestras propias razones nos movemos de un lugar a otro lugar próximo y así adelante, en la esperanza que un día nos pararemos por haber encontrado lo que muchos viajeros sueñan: un hogar donde ser nosotros. En fin, nunca más lejos al ir, más alto siempre…
Del tiempo no sabríamos qué decirte si por tiempo entiendes la secuencia mecánica de unos instantes establecidos según el parámetro binario de antes y después; hay jirones, saltos, vueltas atrás, páginas casi en blanco, y tenemos dudas concretas de que todo esto llegará a cristalizarse en algo que pueda llamarse narración. Pero no hay pena: no siendo ni aventureros ni descubridores de nuevos mundos, nada has perdido, y nada hubiéramos añadido nosotros a aquella inmensa estantería del mundo donde caben libros, webs, y periódicos de viaje.
El Diario del Viaje es la intimidad de Viaje a Edén, la carne desnuda de la experiencia, lo que acaece entre alma y lugares, entre espíritu y paisaje, entre los viajeros y quienes encuentran; es el eje del cambio, las instantáneas entre quienes hemos sido y quienes estamos siendo. El valor de este diario, poco o mucho que sea, descansa todo en ser un cuento del espíritu más que elenco de paradas.