El Almayal o Armayal era el único mercader autorizado a realizar intercambios comerciales en la frontera entre los reinos cristianos y el Reino Nazarí de Granada, durante los periodos de tregua o paz, facilitando el flujo de bienes y productos entre ambas culturas. La continua referencia, sobre todo en los tratados para la tregua, a los Almayales, nos confirman que durante los siglos XIII y XV, la frontera entre Castilla y Granada no era solo un espacio de conflicto bélico, sino también una zona de intercambio económico y cultural que aprovechaba de las frecuentes, a veces largas, treguas en las operaciones bélicas entre los dos reinos.
Los almayales gestionaban la compraventa de productos y aseguraban la neutralidad en el transporte de mercancías. Los documentos históricos evidencian que los Almayales gozaban de ciertas protecciones legales y garantías de seguridad, operando bajo las treguas con cartas de seguro emitidas por los concejos fronterizos. Un ejemplo, lo tenemos en las actas del Concejo de Jaén de 1476, donde se menciona explícitamente cómo se les otorgaban salvoconductos para transitar sin peligro entre ambos reinos. Esta protección legal permitía a los Almayales operar con mayor libertad, incluso en tiempos de inestabilidad política.
Entre los productos más comunes que comerciaban los almayales se encontraban el aceite, la miel, la seda granadina, almendras, azúcar, y diferentes tipos de ganado. Este intercambio no solo beneficiaba a los comerciantes, sino que también fomentaba la estabilidad regional, al permitir que las comunidades dependieran menos de los conflictos bélicos y más de los lazos económicos. De hecho, casi todos lo que sabemos acerca de los Almayales nos vienen de documentos legales, como
Por insertarse su labor en un contexto político dominado por los conflictos bélicos, el Almayal o Armayal no era solo un comerciante, sino un agente de diplomacia económica, que facilitaba la coexistencia entre sociedades culturalmente distintas. Todos sabemos que junto al oro o al ganado, viajan noticias, ideas, forma de ser, pensar y vivir.
Hombre entre tierras y culturas, políglota por necesidad y quizás por amor, atrevido, por se ávido o aventurero nunca lo sabremos, el Almayal demuestra que, al fin y al cabo, moros y cristianos se hicieron guerra, pero nunca pararon de hacer el amor; al fin y al cabo el Patio de los Leones fue la cumbre o punto final de este largo diálogo entre Cristo y Mahoma que tantas, hermosas huellas ha dejado en la Península Ibérica. Puede ser que otros pensarán que lo único que la existencia del Almayal demuestra es que el amor al dinero y la necesidad de negocio son más fuertes que cualquier frontera… Podría ser, que saque el lector su propia verdad. Un saludo.
Escrito por Gabriele Burchielli
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