La Luna nos mira con su cara cambiante, la bella Selene, la noctívaga, desde siempre ejerce su fascinación sobre el ser humano, que ha llegado a adorarla como una diosa y a rezar por ella durante rituales nocturnos y secretos. Más allá de las sugestiones del espíritu, la atracción giratoria de la Luna sobre la tierra crea las mareas, influencia el crecimiento de las plantas y las actividades humanas, imponiéndose como una de las fuerzas vivas que crean y moldean la realidad. También, durante sus largas andanzas, viajeros y marineros pueden orientarse con la Luna mirando a sus fases. En esta entrada aprenderemos a conocerla un poco, a pesar de que el misterio de su bella presencia continuará seduciéndonos, hasta que seamos humanos bastantes para emocionarnos.
Tabla de contenido
- Un poco de historia con sabor a cuento
- El cuerpo de la amada: estructura de la Luna
- Los movimientos de la Luna en el Cielo: andanzas de la amada.
- Las medidas de la Luna, las medidas del sueño
- Conclusión
Un poco de historia con sabor a cuento.
A veces hay que ser indiscretos, y los humanos lo han sido, rebuscando la edad de la Luna hasta encontrarla. Parece ser que esta eterna joven de la noche, tenga alrededor de 4600 millones de años, unos 60.000 menos que la Tierra. Su origen sigue siendo un misterio, pero muchos sospechan que fue el impacto de un cuerpo del tamaño de marte sobre la Tierra lo que creó la Luna. Este cuerpo sería un protoplaneta del sistema solar primitivo que bautizamos Theia. La elección del nombre ha sido uno de los muchos homenajes al mundo antiguo: Theia fue una titánide, que unida a su hermano Hiperón (el que camina en las alturas) alumbró a Helios (el Sol), Eos (la aurora) y Selene (la Luna).
El material de esta colisión se fue agregando y fusionando hasta crear nuestra Selene, la blanca señora de las noches terrestres. Su nombre es muy antiguo, el castellano recogió la raíz indoeuropea “leuk” que significaba brillante, luminosa. Las palabras latinas lux (luz), lucere (brillar), lumen (lumbre o luz), y las palabras griega “leukós” (blanco, brillante) tuvieron el mismo origen. Luna entonces significaría “la que ilumina, la portadora de luz”. Existía en el indoeuropeo también una forma masculina de dirigirse a la Luna: “mens”. De esta raíz derivaría el inglés “moon”, y el griego antiguo mene, que el latín adoptaría en la forma “mensis”, que a su vez llegó al castellano como mes, o sea, el ciclo lunar.
Tal y como la Tierra, la Luna al comienzo era una masa extremadamente caliente debido a la energía liberada durante la colisión entre Theia y la Tierra, y al calor generado por la desintegración radiactiva de elementos en su interior. La altísima temperatura moldeó el cuerpo de la Luna: los materiales más densos, como metales y silicatos, migraron hacia el núcleo; los materiales menos densos se acumulaban en la corteza lunar. El calor generó cámara magmáticas en el interior lunar. La actividad volcánica en la Luna fue particularmente intensa durante los primeros cientos de millones de años de su historia; el fuego dejó sus huellas… Erupciones de lava masivas formaron conos volcánicos, domos de lava y los mares lunares, como el Mare Serenitatis y el Mar Tranquillitatis. Los mares lunares no tienen agua, elemento desconocido a nuestro bello satélite, son vastas llanuras formadas por capas de basalto, una roca ígnea que se forma cuando la lava se enfría y solidifica rápidamente en la superficie. Los ríos de lava, fluyendo sinuosos, crearon enormes cañones llamados «rilles«.
El tiempo pasó, la actividad volcánica disminuyó, la Luna se enfrió y se contrajo, creando una serie de fallas y crestas en su superficie. Luego, después del fuego, fue el cielo a esculpir la cara de la Luna. Una lluvia innumerable de asteroides y cometas golpeó sin tregua la Luna, creando estos enormes cráteres que tanto nos seducen, y altas montañas, donde se acumuló el material arrancado de la superficie lunar por el impacto de los cuerpos celestes.
Eso pasó, casi como si fuese un cuento, pero la historia no termina aquí, la Luna sigue viviendo, sigue cambiando, porque no hay nada inmóvil en la hermosa infinidad del universo.
El cuerpo de la amada: estructura de la Luna
Si fuésemos explorando el cuerpo de la Luna como si de un amante se tratara, comenzaríamos por su piel, que llamamos Corteza Lunar, luego exploraríamos su carne, el Manto Lunar, para acabar con su corazón, el Núcleo.
Corteza Lunar
La Corteza Lunar está vacía de agua, vacía de vida, la habita el silencio y el aire del espacio que baja tranquilo hacia su superficie por la total ausencia de una atmósfera. Esta piel, que a nuestro ojo reluce como plata, está surcada por más de 300.000 cráteres que llegan a una profundidad de 6 km (Cráter Newton), montañas hasta una altura de 5.5 kilómetros (Monte Huygens), cañones con una longitud de 155 km y una profundidad de 1000 metros (Rille Vallis Schröteri). La corteza lunar es la capa más externa y delgada de la Luna. Tiene un espesor variable, desde aproximadamente 30 kilómetros en las regiones montañosas, hasta 5 kilómetros en las llanuras. Está compuesta principalmente de rocas basálticas y anortositas.
El Manto Lunar
Si desnudásemos la Luna de su corteza encontraríamos su carne, el Manto Lunar. El manto Lunar se extiende hasta unos 1,000 kilómetros de profundidad. Está compuesto principalmente de rocas ígneas ricas en hierro y magnesio. Algunos científicos creen que el manto lunar puede contener pequeñas cantidades de agua y otros elementos volátiles que quizás un día…
El Núcleo de la Luna
Custodiado por la carne del Manto Lunar, el núcleo de la Luna sigue siendo un misterio. Se cree que el núcleo de la Luna es pequeño y puede estar parcialmente fundido. Se cree que la presencia de hierro y níquel en las rocas lunares sugiere que el núcleo lunar también está compuesto principalmente de estos elementos. Se cree que…
Los movimientos de la Luna en el Cielo: las andanzas de la amada.
Danza el Sol con las estrellas, danzan los planetas, danza la Luna alrededor de la Tierra. Todo es movimiento en el universo, perfecto equilibrio de masa y fuerza, velocidad, y atracciones tan fuertes que atraviesan el vacío del espacio e imponen a todos los elementos su trayectoria eterna. La Luna, como la Tierra, tiene un movimiento doble: el movimiento de rotación sobre su propio eje y el movimiento de traslación alrededor de la Tierra.
Movimiento de traslación: la danza de Luna y Tierra
El movimiento de traslación de la Luna alrededor de la tierra sigue la misma dirección que el movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol, contrario a las agujas del reloj. Esta uniformidad de traslación y rotación se halla en todo el sistema solar, y no es solo testigo de la profunda armonía del universo, se considera una prueba de que los planetas y los satélites se originaron por la condensación de nubes gaseosas que poseían un lento movimiento sobre sí mismas. Nunca escuché un cuento humano más bonito que la realidad de la vida.
La órbita descrita por la Luna es elíptica, la Tierra ocupa uno de sus focos. Esto quiere decir que la distancia entre Tierra y Luna no es constante. Cuando la Luna se sitúa en el punto de su órbita más cercano a la Tierra, 365.000 km, se dice que está en su Perigeo, cuando se sitúa en punto más lejano, 407.000, decimos que está en su Apogeo.
La Luna se mueve con una velocidad media de 1022 km/h, eso quiere decir que cada 24 horas se mueve hacia el Este de 13,2°: si tomamos como referencia una estrella cercana, la Luna tarda 27,32166 días (27d 7h 43m 11,5s ) en recorrer una órbita completa alrededor de la Tierra. Este tiempo fue bautizado mes sidéreo, el mes sidéreo tiene siempre la misma duración. Si la estrella tomada como referencia es el Sol, la duración del órbita es levemente mayor, 29 ½ días (29d 12h 44m 2,9s), este tiempo se llama mes sinódico. Esta leve diferencia se debe a que, mientras la Tierra cumple su órbita alrededor del Sol, este se mueve un poco respecto a las otras estrellas, así que la Luna tendrá que cubrir una pequeña distancia angular adicional.
Las fases lunares, velarse y desvelarse de la luna en el cielo
La consecuencia visible de los movimientos de la Luna son las fases lunares. El rodar de la Luna alrededor de la tierra, y el movimiento de traslación de la tierra misma, cambian las incidencia de los rayos solares sobre el cuerpo de Semele. Las fases lunares son cíclicas, ocupan un entero mes sinódico. Las fases lunares comienzan con Luna nueva, cuando nuestra bella señora queda ocultada detrás de un cono de sombra. Cada día, los rayos solares iluminarán una porción cada vez mayor de la Luna, hasta iluminarla por completo (Luna Llena). A partir de Luna Llena, el Sol iluminará una porción cada vez menor de la Luna, hasta que ella quedará otra vez escondida detrás de un velo de sombra. El cíclo volverá a cumplirse una y otra vez.
Rotación síncrona: ¿por qué la Luna muestra siempre la misma cara…?
La Luna, mientras revolotea alrededor de la Tierra, gira sobre su propio eje, pero a una velocidad lenta, mucho más lenta, tan lenta que tarda el mismo tiempo en completar un giro sobre sí misma que una órbita alrededor de nuestro planeta. SI quieres un dato preciso, pues, la velocidad de rotación de la Luna sobre su propio eje es de 10.4 km/h, menos de un humano en bicicleta… Esta coincidencia perfecta en los períodos de rotación y traslación, hace que la Luna nos muestre siempre la misma cara, un fenómeno conocido como rotación síncrona, que más bien se podría llamar picardía de una bella señora… La región de la Luna que enfrenta permanentemente hacia la Tierra se denomina «cara visible», la parte que nunca veremos se llama «cara oculta». La rotación sincrónica se ha producido debido a las fuerzas de marea ejercidas por la Tierra sobre su satélite a lo largo de millones de años. Estas fuerzas de marea han provocado la desaceleración gradual de la rotación de la Luna hasta que se sincronizó con su período de traslación alrededor de la Tierra. La rotación es un proceso común a otros satélites del sistema solar.
Conjunción, oposición, cuadratura y sizigia: la perfecta disposición de los cuerpos celestes
En sus eternos movimientos entre el vacío y el silencio, Luna, Sol y Tierra componen geometrías celestes, alineaciones perfectas en la vastedad del cielo. Llamamos a estos momentos de especial simetría conjunción, oposición, cuadratura y sizigia:
- Hablamos de conjunción cuando los tres cuerpos celestes yacen sobre una misma línea con la Luna en el medio, o sea tenemos la alineación Sol → Luna → Tierra. Esta alineación es típica de la fase de la Luna Nueva. Durante lesta fase, el lado iluminado de la Luna está enfrentando hacia el Sol y la bella Selene no es visible desde la Tierra. En esta época podría verificarse un eclipse solar, pero otra condición debería que darse para que algo tan especial acaezca…
- Llamamos oposición el momento en que los tres cuerpos se alinean con la Luna y el Sol en lados opuestos de la Tierra, tendríamos entonces Luna → Tierra → Sol. Podría entonces darse una eclipse lunar si solo se…
- Cuando los rayos de Luna y Sol forman un ángulo de 90° tendremos la cuadratura. La cuadratura puede ocurrir cuando la Luna está en su Cuarto Creciente (un ángulo de 90 ° después de Luna Nueva) o en su Cuarto Menguante (un ángulo de 90 ° después del Plenilunio).
- La sizigia abarca cualquier alineación sin distinción entre oposición y conjunción, o sea, indica que los tres cuerpos celestes están alineados sin importar como…
Las medidas de la Luna, las medidas del sueño
En el ecuador, como si de su bella cadera se tratara, el diámetro de la Luna es de 3474,8 km, cuatro veces más fina que la de la tierra. Su distancia media desde nuestro planeta es de 356,565 kilómetros, que equivale al diámetro de la Tierra multiplicado 30 veces. Del Sol queda más lejos, 149.6 millones de kilómetros, puede ser para no quemarse. La superficie de la Luna es de 38 millones de km². Su andanza alrededor del mundo tarda 27d 7h 43,7min. Ha seducidos millones de seres humanos desde que pisamos tierra, y sigue enamarondo al mar cada día.
Conclusión
La Luna ilumina la noche, seduce al caminante, al poeta, al soñador, y a todos aquellos que, los pies en tierra, dejan la cara volverse al cielo, al espacio, al hogar de donde todo viene, a donde todo va. Elegimos añadir a Viaje a Edén este breve ensayo por varias razones. Creemos fundamental, para el equilibrio y la armonía de la vida y del espíritu, recobrar un mínimo de contacto con los procesos naturales. Siendo hijos de una cultura profundamente lógica, donde se entrena la mente desde la infancia, y poco o mal el espíritu y el instinto, tenemos que dar el paso con la lógica casi antes que con el corazón: esperamos que poniendo la mente en los asuntos de naturaleza, el alma le seguirá la pista y saldrán juntas de las pantallas para volver al mundo. Luego, somos viajeros, caminantes, abridores de sendas: la observación de la bóveda celeste es una herramienta invaluable para la orientación, la supervivencia y para quienes se enfrentan al mundo andando. En último, pero no por importancia, escribimos sobre la Luna porque nos gusta, nos gusta ella, nos gusta la noche, nos gusta la vida y nos gusta celebrarlo todo con bellas palabras.
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